ALBERTO BOREA ODRÍA
¡QUÉ VIVA
PILATOS!
Si el tema de designación de jueces y fiscales y de sanción a quienes
proceden desde esas posiciones de manera torcida anda mal, es por el diseño
generado por la dictadura en su “constitución” de 1993, que es pésimo.
Por pretenderse más demócratas que la democracia, quienes convalidaron al
dictador japonés saltaron de la sartén a las brasas. De una supuesta influencia
política a una convalidación de intereses particulares de quienes se reúnen en
la cúpula de distintos gremios o instituciones, sin representación popular,
para dizque controlar el funcionamiento del Poder Judicial y el Ministerio
Público.
Pero si se sigue esas normas de 1993 y se pretende que todo está bien, no
se puede, sin dar un “golpe de Estado”, desconocer su lógica.
Es claro que el CNM actuó con meandros en el caso de Alfredo Quispe
Pariona. Lo eligieron los “otros profesionales”, mal o bien, pero dentro de las
normas que se señaló en ese texto espurio. Se analizó por parte de los demás
consejeros la objeción que se le hacía y se decidió juramentarlo.
Pero no fue correcto después desembarcarlo, según el comunicado, porque se
había presentado cuestionamiento social. ¿Qué mensaje entonces les envían a los
jueces? ¿Que basta que alguien con dinero o con influencia arme una campaña
mediática para que puedan cambiar de opinión aun al margen de la ley? ¿Van a
revivir y hasta condecorar a Poncio Pilatos por lavarse las manos por temor a
la turba?
En este terreno hay que moverse con sumo cuidado, porque aprovechando de
esta situación hay quienes quieren dejar de lado a quienes obtuvieron en los
exámenes para jueces supremos las más altas notas y poner a los que esos
influyentes presentan como el patrón de la moral. Eso será todavía más
inaceptable.
Hay que estar atentos.
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